Las
pruebas radiológicas son uno de los exámenes complementarios obligados en los
pacientes politraumatizados, ya que pueden proporcionar información muy
relevante. Sin embargo, la exploración primaria nunca incluye la realización de
exámenes radiológicos y todos los diagnósticos deben de ser clínicos. Realizar
una prueba radiológica que retrase o impida completar la evaluación clínica
inicial y retarde una medida terapéutica vital constituye un error grave. Se
dice clásicamente que un neumotórax a tensión diagnosticado mediante
radiografía de tórax es signo de una exploración primaria incorrecta. Es en la
exploración secundaria donde se deben solicitar los estudios radiológicos, sin
que ello suponga la demora en otras medidas encaminadas a resolver situaciones
de riesgo vital.
Paciente
politraumatizado (PP) es aquel que sufre lesiones en diversas áreas anatómicas
como consecuencia de un traumatismo biomecánico, con riesgo vital. Su etiología
incluye accidentes de tráfico, precipitaciones, aplastamientos, explosiones,
etc. Representa la tercera causa de mortalidad global y la primera en jóvenes.
La muerte traumática suele ser precoz y, aunque en su distribución temporal
influyen factores como la edad, mecanismo o área preferente de lesiones, clásicamente
se describe una distribución trimodal: precoz, por lesiones incompatibles con
la vida; secundaria, por hemorragia, y tardía, consecuencia de fracaso
multiorganico
RADIOGRAFÍA
SIMPLE
La
tríada clásica de radiografía de tórax anteroposterior, lateral de columna
cervical y de pelvis anteroposterior portátil puede proporcionar información
útil y rápida acerca de lesiones graves que pueden requerir un tratamiento
específico inmediato y la mayoría de algoritmos como el ATLS siguen incluyendo
a la radiología simple en la evaluación primaria. La realización de otras
radiografías simples (cráneo, columna vertebral, extremidades), rara vez se
justifica y constituye un retraso para la intervención inmediata o la
realización de otras técnicas diagnósticas más resolutivas (Tomografía
Computada Multi Detector: TCMD). Entre las ventajas de la radiografía simple
podemos mencionar su rapidez, fácil acceso en la sala de reanimación, puede
proporcionar información crítica (hemotórax, neumotórax a tensión, fracturas
graves), mínima radiación, bajo costo y en general simple de interpretar.
Radiografía
simple de tórax:
Ha sido la exploración inicial de mayor utilidad en la identificación de
lesiones con riesgo vital, con elevada sensibilidad pero baja especificidad.
Permite identificar en forma rápida lesiones con riesgo vital y la posición de
tubos y catéteres. En la radiografía de tórax debemos investigar:
1.
La vía aérea: Tráquea en la línea media con su lumen permeable, lesión
traqueobronquial, posición del tubo endotraqueal.
2.
Respiración: Neumo o hemotórax, enfisema subcutáneo, fracturas costales
incluyendo tórax volante, contusiones o aspiración pulmonar, signos de
atelectasia, etc.
3.
Circulación: Silueta cardíaca (hemopericardio, cardiomegalia), ensanchamiento
mediastínico (lesión aórtica), líneas mediastínicas (fractura vertebral),
hilios y vascularización pulmonar, edema pulmonar (TEC severo, insuficiencia
cardíaca congestiva), catéteres venosos
Radiografía de
columna cervical:
La radiografía lateral de columna cervical con técnica adecuada detecta hasta
el 70% de las fracturas cervicales. El 55% de las fracturas vertebrales en el
PP se localizan en este segmento y la estructura mayormente afectada es el
cuerpo vertebral. Las localizaciones de fracturas más frecuentes son a nivel
C1-C2 y C6-C7. La TCMD con reconstrucciones multiplanares es superior a la
radiografía para la evaluación del PP con alto riesgo de lesión cervical
incluyendo además la evaluación de las partes blandas. Incluso en algunos
centros se ha dejado de utilizar la radiografía por esta razón. Independiente
del método elegido, se debe mantener la inmovilización cervical hasta demostrar
la ausencia de lesión cervical. Según las recomendaciones del ACR (American
College of Radiologist), los pacientes conscientes, sin intoxicación, dolor
cervical ni sintomatología neurológica, no precisan de imágenes, especialmente
en pacientes jóvenes.
Radiografía de
pelvis: Es
de gran utilidad en el PP debido a la importancia de las fracturas pelvianas,
por ser un marcador de gravedad. Del 4 al 9% de los pacientes con traumatismo
cerrado presentan lesión traumática del anillo pelviano. La sensibilidad en la
detección de estas fracturas es de un 50 a 60% y su presencia justifica una
hipotensión cuando se han excluido otras causas. La presencia de una fractura
pelviana determina una probabilidad de hemorragia abdominal de 32% y de
sangrado retroperitoneal de 52%. La mortalidad predomina en las primeras 24
horas y es mayor si la fractura no se ha detectado precozmente (54% si existe
shock hemorrágico). La fijación externa de la fractura puede controlar el
sangrado venoso, pero si éste es de origen arterial será necesaria la
hemostasia endovascular o quirúrgica.
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