domingo, 12 de junio de 2016

Radiología con paciente politraumatizados

Las pruebas radiológicas son uno de los exámenes complementarios obligados en los pacientes politraumatizados, ya que pueden proporcionar información muy relevante. Sin embargo, la exploración primaria nunca incluye la realización de exámenes radiológicos y todos los diagnósticos deben de ser clínicos. Realizar una prueba radiológica que retrase o impida completar la evaluación clínica inicial y retarde una medida terapéutica vital constituye un error grave. Se dice clásicamente que un neumotórax a tensión diagnosticado mediante radiografía de tórax es signo de una exploración primaria incorrecta. Es en la exploración secundaria donde se deben solicitar los estudios radiológicos, sin que ello suponga la demora en otras medidas encaminadas a resolver situaciones de riesgo vital.
Paciente politraumatizado (PP) es aquel que sufre lesiones en diversas áreas anatómicas como consecuencia de un traumatismo biomecánico, con riesgo vital. Su etiología incluye accidentes de tráfico, precipitaciones, aplastamientos, explosiones, etc. Representa la tercera causa de mortalidad global y la primera en jóvenes. La muerte traumática suele ser precoz y, aunque en su distribución temporal influyen factores como la edad, mecanismo o área preferente de lesiones, clásicamente se describe una distribución trimodal: precoz, por lesiones incompatibles con la vida; secundaria, por hemorragia, y tardía, consecuencia de fracaso multiorganico
RADIOGRAFÍA SIMPLE
La tríada clásica de radiografía de tórax anteroposterior, lateral de columna cervical y de pelvis anteroposterior portátil puede proporcionar información útil y rápida acerca de lesiones graves que pueden requerir un tratamiento específico inmediato y la mayoría de algoritmos como el ATLS siguen incluyendo a la radiología simple en la evaluación primaria. La realización de otras radiografías simples (cráneo, columna vertebral, extremidades), rara vez se justifica y constituye un retraso para la intervención inmediata o la realización de otras técnicas diagnósticas más resolutivas (Tomografía Computada Multi Detector: TCMD). Entre las ventajas de la radiografía simple podemos mencionar su rapidez, fácil acceso en la sala de reanimación, puede proporcionar información crítica (hemotórax, neumotórax a tensión, fracturas graves), mínima radiación, bajo costo y en general simple de interpretar.
Radiografía simple de tórax: Ha sido la exploración inicial de mayor utilidad en la identificación de lesiones con riesgo vital, con elevada sensibilidad pero baja especificidad. Permite identificar en forma rápida lesiones con riesgo vital y la posición de tubos y catéteres. En la radiografía de tórax debemos investigar:
1. La vía aérea: Tráquea en la línea media con su lumen permeable, lesión traqueobronquial, posición del tubo endotraqueal.
2. Respiración: Neumo o hemotórax, enfisema subcutáneo, fracturas costales incluyendo tórax volante, contusiones o aspiración pulmonar, signos de atelectasia, etc.
3. Circulación: Silueta cardíaca (hemopericardio, cardiomegalia), ensanchamiento mediastínico (lesión aórtica), líneas mediastínicas (fractura vertebral), hilios y vascularización pulmonar, edema pulmonar (TEC severo, insuficiencia cardíaca congestiva), catéteres venosos


Radiografía de columna cervical: La radiografía lateral de columna cervical con técnica adecuada detecta hasta el 70% de las fracturas cervicales. El 55% de las fracturas vertebrales en el PP se localizan en este segmento y la estructura mayormente afectada es el cuerpo vertebral. Las localizaciones de fracturas más frecuentes son a nivel C1-C2 y C6-C7. La TCMD con reconstrucciones multiplanares es superior a la radiografía para la evaluación del PP con alto riesgo de lesión cervical incluyendo además la evaluación de las partes blandas. Incluso en algunos centros se ha dejado de utilizar la radiografía por esta razón. Independiente del método elegido, se debe mantener la inmovilización cervical hasta demostrar la ausencia de lesión cervical. Según las recomendaciones del ACR (American College of Radiologist), los pacientes conscientes, sin intoxicación, dolor cervical ni sintomatología neurológica, no precisan de imágenes, especialmente en pacientes jóvenes.


Radiografía de pelvis: Es de gran utilidad en el PP debido a la importancia de las fracturas pelvianas, por ser un marcador de gravedad. Del 4 al 9% de los pacientes con traumatismo cerrado presentan lesión traumática del anillo pelviano. La sensibilidad en la detección de estas fracturas es de un 50 a 60% y su presencia justifica una hipotensión cuando se han excluido otras causas. La presencia de una fractura pelviana determina una probabilidad de hemorragia abdominal de 32% y de sangrado retroperitoneal de 52%. La mortalidad predomina en las primeras 24 horas y es mayor si la fractura no se ha detectado precozmente (54% si existe shock hemorrágico). La fijación externa de la fractura puede controlar el sangrado venoso, pero si éste es de origen arterial será necesaria la hemostasia endovascular o quirúrgica.


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